jueves, 15 de enero de 2009

Oriente

I
Son pequeños y de pelo negro, delgados y sin aristas. Desde fuera, da la impresión de que viven para trabajar, en lo que se parecen a algunos autóctonos. Pero sus horarios son bestiales, diez, doce, catorce horas ininterrumpidas. Además, no tienen aparentes distracciones (en realidad, sí las tienen, pero son secretas y también pequeñas).

No sabemos qué piensan, pero nos atienden sin rechistar. ¿Que tenemos un apretón de cerveza y nos hemos quedado sin ella? Nos bajamos al Ch. de la esquina; ¿Que se acabó el colacao y sentimos una necesidad imperiosa de zamparnos esa madalena? Pues al Ch.; ¿Que no tenemos pan un domingo por la tarde? Lo mismo. Ellos están allí, siempre, en condiciones ambientales con frecuencia penosas, pegados a su microTV, o a su portátil, visitando quién sabe qué blogs. Están allí para atender nuestras muy respetables incontinencias; son una especie de franquicia 7Eleven que se ha extendido como el nitrógeno y tiende a ocupar cada vez más nichos mercantiles.
II
He visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tanhausser. He visto niños de menos de diez años atendiendo en una tienda Ch., un martes, un domingo, a la una, a las nueve... He visto niños de menos de once años transportando mercancía en una bicicleta, de unos almacenes a una tienda Ch. He visto bebés de menos de un año viviendo sus primeros meses de vida en una tienda Ch... He visto jóvenes soñadores que marchan a Zimbabwe a combatir las injusticias del mundo.