viernes, 31 de agosto de 2012

Nuevos mundos

Hay otros mundos, pero están en este. Y también hay nuevos mundos que están muy lejos de este. Son sorprendentemente parecidos a algunos lugares del nuestro y quizá por eso muchas personas tratan de buscar vida en ellos, como si el relativo parecido topográfico obligara de modo retroactivo a la historia del planeta Marte, pongamos por caso, a haber parido criaturas vivas...
...pero es que el parecido con algunos desiertos asiáticos y americanos es impresionante. Es fácil imaginar un pequeño ser, no necesariamente extraño, salir de detrás de una de esas rocas, dar unos pasos en incierta dirección y, por qué no, saludar a la cámara; o bien pasar de ella con despego, desinterés o desprecio, como pasamos las personas de tantas y tantas de las cosas con que nos topamos en nuestros desplazamientos diarios.

Los mundos astronómicos, lejanos y perfectos, tienen un atractivo parecido al mundo del álgebra, la geometría, la física teórica, la Tierra Media de Tolkien... Son entornos de abstracción y abandono (más o menos intelectual) en los que algunas personas encuentran el único refugio posible, el único que les permite vivir con cierta dignidad. Lejos de los deseos terrenales, lejos de rencillas, recelos, resentimientos, lejos de pasiones, discordias, marasmos, aburrimientos, tensiones y atonías.

Lejos también de tantas y tantas cosas buenas tejidas en sociedad, codo con codo; lejos de los abrigos que nos proporcionamos mutuamente en nuestros distintos círculos humanos (como Google+, pero de carne y hueso). Supongo que la extrema aridez (lejanía a nuestro mundo habitado) que mucha gente atribuye a estos mundos «extraños» es la razón por la que sean tan poco transitados.

Tanto psicólogos como educadores, padres, amigos, profesores y demás calaña parecen estar de acuerdo en que lo bueno es la sociedad; aquí tenéis una prueba, un ejemplo de las cosas excelentes que pueden hacer los círculos de personas:

http://www.youtube.com/watch_popup?v=GBaHPND2QJg&feature=youtu.be

Post datum: gracias a la NASA por proporcionarnos a diario filones de sueños, por hacernos ver lo estupendo que puede llegar a ser el genoma humano cuando se emplea bien.