jueves, 12 de diciembre de 2013

Deconstrucción sintáctica


Consideremos una frase estándar muy empleada:

Toda esta gente me parece una panda de cretinos.

Frases de este tipo son la causa de muchos males y es nuestra obligación erradicarlas de principio a fin. Se puede deconstruir la frase hasta dejarla en cueros:

1. Veamos el final: ...panda de cretinos. Podemos eliminar fácilmente el atributo negativo, que es una valoración como otra cualquiera y, en consecuencia, perfectamente eliminable. La frase quedaría así:

Toda esta gente me parece una panda.

2. Vayamos al principio: Toda esta gente... Es fácil ver que los seres humanos, mujeres y hombres, somos muy dados a tratar de universalizar nuestros argumentos para darles más peso. Pero son intentos vanos. Podemos, pues, prescindir del adjetivo:

Esta gente me parece una panda.

3. Volvamos al final: lo que nos parezca o deje de parecer tal o cual persona o grupos de personas es de todo punto irrelevante para la marcha general del universo y de la vida en particular. Así pues, la frase queda en:

Esta gente me parece.

4. De vuelta al principio, observamos algo interesante: nuestro incontenible impulso a hablar, pensar u opinar de los demás, con su permiso o, más frecuentemente, sin él. Lo más razonable es pues retirar toda referencia a los demás, con lo que quedaría esto:

Me parece.

5. Nos aproximamos a lo esencial. Atención al verbo: tal o cual cosa "nos parece" esto o aquello. Pero es bien sabido que los pareceres humanos son falibles, parciales, casi siempre subjetivos y muy poco fiables. Podemos prescindir del verbo:

Me

6. Estamos en el meollo: yo, mi, me, conmigo. Pero es un meollo igualmente evitable: el yo, el ego, es fugaz, inconsistente, incoherente y, en suma, mal que nos pese, inexistente. El yo no existe, es una construcción ficticia, etérea y tiene la misma consistencia que una mota de polvo cósmico, igual que sucede con las torres de Abu Dabi, el desierto del Neguev o los más excelsos sonetos de Shakespeare. Así pues, ¿qué queda?

Hacia allá. Sin miedo. Es el único camino.