miércoles, 22 de octubre de 2014

Dar y recibir

La famosa canción de Jorge Drexler dice:
Cada uno da 
lo que recibe, 
y luego recibe
lo que da.

Discrepo en la descripción y en la intención: 
  • En la descripción, porque afortunadamente hay personas que tienen por costumbre dar más, en ocasiones mucho más, de lo que reciben; del mismo modo que hay personas que, desgraciadamente, tienen por hábito dar menos, o no dar nada a cambio de lo que reciben de los demás. Los primeros abundan, aunque no siempre sea fácil descubrirlos; los segundos también abundan, para compensar la balanza.
  • En la intención, porque debemos mantener firme la esperanza de encontrar siempre seres humanos generosos de corazón, gente que acoge, escucha, ayuda, sustenta a los demás, sin esperar nada a cambio, y que es incluso capaz de sobreponerse a la indiferencia, la incomprensión o el rechazo del prójimo. Gente que da por vocación sin esperar grandes cosas a cambio.
La discrepancia mencionada no es casual. Al fin y al cabo, es judía la bien conocida ley del Talión: Ojo por ojo, diente por diente. Pero este aforismo resulta excesivamente rígido, previsible, mecanicista; es más atractivo e interesante aquel otro, cristiano: Si alguien te golpea, ofrécele la otra mejilla.

Tierra y cielo. La bien conocida dicotomía.

Discrepancias aparte, la canción es bien linda. Como muchas otras del mismo autor.


El pueblo judío es el vivo ejemplo de cómo pueden convivir el arte, la creatividad y talento con otras sensibilidades más de subsuelo que no merece la pena señalar.